Los vientos del cambio tecnológico soplan en la espalda de los humanos, impulsándolos hacia el futuro a gran velocidad, aunque no siempre está claro hacia dónde se va. Desarrollos modernos, producto muchas veces de años de investigación, son constantes en la ciencia y la medicina. No obstante, su aplicación no se completa en todos los caso, generando una brecha entre problema y solución.
Es ideal que las nuevas tecnologías en salud apunten a un acercamiento entre el profesional médico y el paciente y, además, garanticen que su objetivo se cumpla. Eso sí, en compañía de un humano que le dé sentido a su labor.
Esa fue una de las principales conclusiones del foro Medicina y Tecnología, la llave de la supervivencia, organizado por EL COLOMBIANO, y apoyado por la Secretaría de Salud de Medellín y la Universidad EIA.
Alistarse para el cambio
La idea de que la tecnología puede ser más problemática de lo que vale, o que puede tener consecuencias catastróficas en el futuro, no es nueva.
Es un tema ampliamente tratado en la ciencia ficción posapocalíptica y distópica, que ocupa muchas veces el primer lugar en ventas tanto en las librerías como en las taquillas de cine. Ejemplos son The Hunger Games (Los juegos del hambre), Terminator o la serie Westworld, en la que robots toman conciencia.
Sin embargo, la tecnología sigue siendo protagonista principal de la vida real: tres de las cinco empresas más valiosas del mundo son compañías de tecnología, y según la más reciente encuesta TIC realizada por el Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (MinTIC), 64 % de los colombianos ya usa internet.
Ahora bien, cuando se habla de salud, se hace vital estar atentos a la nuevas tendencias tecnológicas y entenderlas para no derrochar deslumbrados por las novedades, los botones y el aparataje. Así lo asegura Diego Andrés Roselli, médico neurólogo y exmiembro del Tribunal Nacional de Ética Médica.
De acuerdo con el profesional, la tecnología de la salud, además de los equipos y dispositivos (entre los que se incluyen los medicamentos y vacunas), reúne aquellos sistemas que permiten aplicar los desarrollos de una manera más efectiva en la calidad de vida del paciente.
Precisamente, este ítem es uno de los que urge fortalecer en Colombia, según Félix Régulo Nates, director de Regulación de Beneficios, costos y tarifas del aseguramiento en salud, del Ministerio de Salud y Protección social, quien indica que a pesar de que el país importa más del 80 % de tecnologías de salud, no todas son aplicadas o desarrolladas con éxito en el territorio.
De acuerdo con él, esta es una razón para que se piense tanto desde la academia y el ámbito privado, en nuevos enfoques investigativos. Además, hay que tener cuidado. “En Colombia somos aficionados a adquirir nuevas tecnologías sin mayor información sobre estas”.
Logros y tareas
Mientras continúa el debate sobre el límite del uso de desarrollos tecnológicos en la atención al ser humano, vale la pena recopilar algunos casos mencionados por Roselli, como ejemplos de éxito y que deberían ser la excusa para propiciar que la evolución continúe. Las vacunas, el traslado de pacientes, el uso de oxígeno y los controles prenatales, son algunos de ellos.
Sin embargo, hay pendientes en la tarea por alcanzar una empatía entre lo tradicional y lo innovador.
En Colombia, señala Nates, la salud mental y el cuidado asistencial, no cuentan con procesos tecnológicos avanzados en atención y prevención. Para Roselli, urge mejorar los sistemas de información con bases de datos automatizadas e historias clínicas únicas, que garanticen el éxito de la tecnología física.
¿Qué se deshumaniza?
Si la falta de procesos en salud fortalecidos ha complicado el uso de la tecnología en la medicina, el temor porque la máquina sea el reemplazo del ser humano, aleja más la idea de contar con los desarrollos como herramientas cercanas y óptimas.
Para Andrés Aguirre, médico y director del hospital Pablo Tobón Uribe, por más inventos y soluciones que se generen, quien de verdad se deshumaniza es la persona.
Aguirre está de acuerdo en que una amenaza es que el progreso tecnológico no necesariamente garantiza la consecución de resultados sanitarios equitativos, pero para este doctor la tecnología no presenta una amenaza por sí misma, porque carece de moral y son los humanos quienes deciden usarla para bien o mal.
Finalmente, de nada sirve tener muchas innovaciones en medicina, si el fin principal no es propiciar la calidad de vida y la empatía humana. La persona debe estar siempre en primer lugar, se debe respetar su posición, su percepción del mundo y valorar sus experiencias: el robot está, pero detrás hay alguien que conversa.
Fuente: ElColombiano.com
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